Un día sin sonreír

Que no te engañen, ya está bien.
Un día sin sonreír no es un día perdido. Es solo un día en el que decidiste no hacerlo, las circunstancias decidieron que no, hoy no.

Y no pasa nada, porque si los buenos días no lo explican todo, quiero que sepas que los malos, tampoco.

Pregúntale a tus padres y abuelos si algún día perdieron el tiempo contigo porque no sonreían. Pregúntale si sobrabas a quien tuvo tu hombro de apoyo mientras estaba rompiéndose en pedazos.

Dime, dime si piensas que sobrabas cuando estuviste en el ocaso de su vida. Dime que no mereció la pena haberte despedido de quien ya no está.

Dime si de todo lo que amas hoy, tuvo algo que ver con aquel día en el que te devolvieron el corazón calcinado porque lo dejaste en manos que no conocías.

Ya basta, no se pierde un día que utilizas para recomponerte.

No puedes perder un día donde la decepción se encarga de aclararte el panorama, porque créeme, lo hace.

Cuando te ocurra, acuérdate de quienes están, de quienes estuvieron. Ellos no sonrieron todo el tiempo, y mira qué legado dejaron en ti.

No eres una causa perdida por no sonreír,
eres causa y efecto de quienes un día sí te vieron hacerlo.
Si hoy no sonríes, no, no pasa nada.

©Eloy Cánovas

[ Ilustración de ©TEBO ]

No, no te quejes.

Me gustaría decirles algo a quienes ven este mundo como una basura, o sus vidas, lo mismo es.

Yo también me he sentido así, tengo días malos como todo mortal. También he estado bajo el fango, he tragado tanta agua como veces me he dejado llevar por la corriente. Y de todo esto, cuando se sale, ya no eres el mismo.

Ya no oyes como antes, sino que escuchas.
Ya no te dedicas a mirar, sino que ves.

Y aprendes, doblegado se aprende, dolorido se aprende.

A que si alguna vez piensas que vivir sale caro,
es porque no has pagado lo suficiente por no hacer nada.

No te quejes

A que si pretendes ser feliz siempre, te equivocas.
Pero si piensas que no lo serás nunca, será mortal.

No te quejes

A que hay personas por las que no pones la mano en el fuego,
sino el corazón, y claro, te lo devuelven calcinado. Tienes que saber que decides lo que te ocurre cuando te rodeas de ciertas personas.

No te quejes.

Aprendes a que nunca se es tan cobarde como aquella vez que tampoco. Porque señales te da la vida continuamente, y no has visto ni la mitad de ellas.

Así que por favor, deja de quejarte.

La vida nos mantiene secuestrados obligándonos a disfrutarla.
Y tú empeñado en idear un plan de fuga.

Atreverse,
es el único requisito que te exige la vida cuando te secuestra.

©Eloy Cánovas

[ Ilustración de Dan Cretu ]

Dijeron que no, que no podía.

Hace tiempo tuve una especie de eclosión mental,
al principio creía que era una fuerte migraña, pero no, qué va.

Resulta que antes de aquello, dijeron que no, que no podía.

Dijeron que no cubría las necesidades, que no había experiencia, que no estaba preparado, que me faltaba formación. No era una oportunidad para mi, habían otras personas mejor preparadas que yo.

Pero no hablaron de las ganas, no, de eso no hablaron.
Y claro, ahí le di la vuelta. O mejor, me di la vuelta para volver más tarde, con más ganas, más seguro, más cabezón si cabe.

Les demostré que no soy el mejor, pero podría ser el adecuado.
Que es cierto que no tengo experiencia, pero tengo todo lo que la experiencia necesita; un lugar donde desarrollarla.

Así que, puede que tenga miedo, puede que no sepa, pero no me digas que no puedo cuando me ilusiona la idea de conseguirlo.

Hoy estoy dentro, porque dijeron que no podía.

©Eloy Cánovas

[ La ilustración es de Enkel Dika, una maravilla. ]

Mitos y Dragones

Yo una vez tuve un dragón, no vomitaba fuego, pero hablaba. Para un adolescente, todo es lo que parece imaginar, vaya que si. Una pequeña lagartija alada, posada en el cabecero de mi cama.

Hablamos de muchas cosas, sobre la posibilidad de gustar a todos, de ser un orgullo y un ejemplo para ellos.

Esto será muy duro si no eres tú quien gustas -decía el dragón-. Lo vas a pasar bastante mal cubriendo lo que no eres.

Y claro, también hablamos sobre el amor ideal, la media mitad que tanto anhelamos. Sobre ese amor que trae todas las respuestas.

No encontrarás puzzles donde encajar -contestó-, sino puzzles que montar. Y eso es amor, ayudar a otros a montar tu puzzle. Ve olvidándote de medias mitades, que para mitos ya estoy yo.

No me olvidé de preguntarle sobre mamá y papá, cómo hacer lo que ellos hicieron. Con esa entereza, con tanta paciencia, porque la tuvieron.

Ahora ellos saben que la vida es una pulida colección de errores -decía-, que los mejores consejos para triunfar fueron antes errores sin madurar. Créeme, antes no lo sabían.

Te podría seguir contando cosas sobre dragones,
pero fui haciéndome mayor y no volvió aparecer.
Y ya sabes el porqué.

©Eloy Cánovas