¿Recuerdas?

¿Recuerdas la sensación de ser lo que los demás no esperan de ti?. Yo podría tener un Máster sobre este arte, la decepción.

Llevo mal tanta doctrina desmesurada, supuestos obsoletos y tradiciones ancestrales. No ser yo para ser en otros, es realmente agotador. Como agotadoras las personas que intentan hacerte creer que solo hay una manera correcta de hacer, de vivir. Y justamente es la que ellos dicen que es. Un plan.

Intenta cuidarte de ser la versión que los demás quieren que seas, modelada al antojo de todos. No pasa nada si no llega lo que esperan de ti, de verdad, hay vida después de esto.

¿Cuántas veces crees que he cubierto las expectativas?. Es uno de los problemas de nuestro mundo, en muchas ocasiones no sabemos cuándo hacemos feliz a alguien, pero sí sabemos cuándo no. Es una realidad que asusta.

Y es por esto, porque nos quedamos con los finales.

Se nos olvida, ponemos el foco donde siempre, en el final de la historia. Pero no, no es el final, porque llegan los recuerdos, y los recuerdos no conocen los finales.

Vivir con coherencia puede llevarte por caminos de soledad, pero qué tranquilidad en el alma.

©Eloy Cánovas

Tu mejor confidente.

Soy de los que cree en lo que no decimos,
en las miradas sostenidas por la esperanza.

Creo en quien llora con el pestillo echado,
en las ruinas que quedan después del asalto,
en la valentía de aceptar haberlo perdido todo.

No te enfades con ese órgano vital 💖 capaz de sentir sin ser correspondido. A pesar de todo, sigue siendo tu mejor confidente, el único capaz de sacarte de donde estás.

Nacemos, lloramos y después abrimos los ojos. El mismo efecto se repite después con casi todo lo que te hace crecer en la vida.

Si te rompes, confía.
Yo creo en ti, lo he visto en tus ojos.

©Eloy Cánovas