Huele a petricor (por fin)

¿Alguien sabe a dónde va la prisa cuando llueve?, ¿a la misma lavadora que se come los calcetines?. Ver llover me gusta más que el papel de cocina.

La lluvia tiene mala prensa, como los ex´s, los electrolitos, lo trascendental e incluso el cambiar de opinión. Especialmente esto último. A veces, no recuerdo cosas que merecen la pena, pero la última vez que vi llover, sí. ¿Qué querrá decir esto?, ¿y qué más dará?.

La lluvia podría ser como debatir sobre el final de los libros que leemos, tiene que ser algo así como un remedio eficaz a lo burdo que es no compartir pasiones, no mirar a los ojos, o no haberle leído nunca a nadie. Me sorprende la cantidad de personas a las que aún no le han leído un poema, un estribillo o un enunciado. Esto es de una ceguera tremenda al cariño, que no nos lean mientras ocurrimos.

A mi me gustaría que me contaras más qué te apasiona, imagínate que nos encontramos a medio camino, entre que me pillas mirándote y apartando la mirada a la vez. O simplemente que (por fin) nos ponemos de acuerdo.

Qué cosas.

©Eloy Cánovas