El arte de soltar

El arte de soltar

El arte de soltarSi cambiaste de almohada,
de colchón, incluso la dieta.
Pero te sigue doliendo…

Es posible que me encuentres en el exceso de pasado que tienes como equipaje de mano.
Atentamente; Tu tortícolis

©Eloy Cánovas

Fue bonito mientras duró…

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Yo una vez tuve una, de madera…
Me la arrancaron en un sueño dulce
así, sin avisar.

«Fue bonito mientras duró» dijo…
Joder, me dejo cojo (y jodido).

Y así anduve, con una astilla clavada en el muñón.

No sé quién tendrá mi antigua pata de madera,
no sé quién andará con una pata astillada,
pero duele y mucho…

Hoy tengo una pata nueva,
esta vez no es de madera, sino de flores.
Si la pierdo, al menos dejará un rastro,
un rastro de flores marchitas
y no una dolorosa cojera.

©Eloy Cánovas
(Fotografía: Iván Noble)

Hoy el mundo te recuerda…

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Hoy el mundo te recuerda.
Dicen que es tu día, qué extraño…

Te fuiste pronto, muy pronto.
Empezábamos a conocernos, y aún sin que estés
ya te conozco de toda la vida.
Pero tengo nostalgia,
te fuiste cuando lo mejor estaba por llegar,
sin ver mis ojos al verlas a ellas,
sin ver los de ellas cada vez que les hablo de ti.

¿Pero sabes qué?.
Ellas ya te conocen de toda la vida,
y yo a la vida la conozco contigo.

Dicen que no tengo remedio, es verdad.
Solo sé que quiero irme tarde
para no volverme pronto.
Esto es demasiado bonito, demasiado bello.

Y esto, me lo has enseñado tú.
Gracias papá.

©Eloy Cánovas

Afortunadamente…

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Cómo es la vida.
Llega ella, así, sin permiso
y nos tira la casa…

Para darnos cuenta que sus cimientos estaban podridos.
Podridos del peso de los días,
podridos de nuestras costumbres,
de nuestras creencias.

Alguno diría «qué vida más puta».
Yo digo, «afortunadamente».

©Eloy Cánovas
 
(Foto: Libro «Intranerso» de Carlos Miguel Cortés)

 

Así, como si supieras quién trae hueso, espinas o mariposas.

Hace unos días en una cafetería habitual, escuché una conversación entre dos mujeres; Madre e hija.
La madre recriminaba con dureza los fracasos sentimentales que su hija lleva a cuestas.
Ella ahí estaba, visiblemente afectada y aguantando las críticas como buenamente podía y sin replica.

Así, como si pudieras elegir con quién abrirte el pecho en canal.
Como si supieras quién puede hacerte temblar las piernas en un solo cruce de miradas.
Como si supieras quién trae hueso, espinas o mariposas.

Y ahí estaba la madre, erre que erre.
Machacando emocionalmente a su hija como si nunca se hubiera raspado las manos en un tropiezo.
Me marché antes de que terminara aquella «masacre emocional» propio de un dinosario, pensando
«Qué güevos tienes HP…»

 ©Eloy Cánovas
(Fotografía: Sara Buho)

Sara Buho


Un/a «ex» es para toda la vida.

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No, no puedes decir que lo fue…

Si hubieron calambres..

Si hubieron silencios acomodados..

Si arrugasteis sábanas..

Si bailabais en la cocina mientras subía el café

No, no puedes decir que fue un error..

Si llegábais tarde para encontraros pronto..

Si arañabais el tiempo (y el sueño) por los dos..

Si perdísteis por no perderos..

No, no puedes decir que no valió la pena..

Si derramasteis lágrimas de impotencia..

Si os echábais de menos (y después de más)..

Si supisteis que cualquier tiempo pasado fue mejor..

Si dejasteis de sentir donde antes hubieron mariposas..

No, no puedes decirlo…

Simplemente dí que alguien presumía tener unas alas

muy muy de puta madre

pero muy muy poquitas ganas de echar a volar.

Un/a «ex» nunca es un error, es para toda la vida.

(Fotografía: "El sexo de la risa" de IreneX)

No, soy yo, no son ellos.

Siempre he sentido atracción por los olores (si, algo extraño, tontería para muchos, no para otros) no puedo evitarlo, no puedo ignorarlo.
El recuerdo de muchas personas las relaciono a un olor, una fragancia…

No, soy yo, no son ellos.

He conocido el peligroso olor a gasolina,
a cielo,
a azahar,
a desesperanza,
a madera quemada,
a un desagradable pero instructivo olor a mierda…

No, soy yo, no son ellos.

He conocido a quienes ya no recuerdo; a quienes pasaron sin «prender», los que no hicieron fuego de su vida; los inoloros.

Por lo que más quieras, no pases por la vida de nadie sin dejar un recuerdo. Una fragancia que perdure mientras viva la memoria.

©Eloy Cánovas

(Fotografía de «Larga Brevedad» de Rafael Lechowsky)

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He de confesarte algo

Si, he de confesarte algo;

He encontrado un lugar donde vivir.
Sin miedo al desahucio,
sin cuotas ni hipotecas,
sin contaminantes.

Sus paredes son de color esperanza,
todo exterior, luz por todos lados.
Con un jardín donde perderse,
tan grande como para perder también la cuenta.

Tiene una peculiaridad que no te vas a creer;
podemos llevárnosla a donde queramos,
no pagaremos peaje ni impuestos.

Me he permitido el lujo de ponerle nombre,
algo sencillo, fácil de recordar (y encontrar):

~Voy a ser feliz~

¿Vienes conmigo?

©Eloy Cánovas

Voy a hacerlo…

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“La gente no quiere pensar. Quieren entregar el mando de sus vidas para que otros tomen las decisiones por ellos”  cuando Sara Northrup Hubbard (1924 – 1997) pronunció esta reflexión, no estuvo muy lejos de la realidad, refleja bastante bien la sociedad de hoy.

Hoy la palabra “miedo” esta muy presente, y en ocasiones arraigada con fuerza en la vida de las personas, ni un solo paso por miedo a…
A todos nos a pasado el comentar a amigos y familiares los proyectos (a cualquier escala) que tengamos entre manos y que queremos llevar a cabo, y con ello, “la pregunta” -¿En serio, te ves capaz de hacerlo?
Nos preguntamos si somos capaces de hacer algo incluso antes de plantearnos un objetivo (o meta). Paulo Coelho dijo una vez que “nadie deja de llegar cuando de verdad se lo propone” y de ser así, desmonta cualquier castillo donde “el miedo” anide. Coelho matiza seguidamente que cuando realmente quieres algo, lo deseas con todas tus fuerzas luchando por ello, entonces “el universo conspira para que lo consigas”.
Termino con la pregunta del principio y que nos hacen (y nos hacemos) en ocasiones:
-¿En serio, te ves capaz de hacerlo?
-Bueno, quiero pensar que soy capaz de hacer cualquier cosa… de hecho, voy a hacerlo.

Ésta es la actitud, ésta es la actitud con la que podemos cambiar el mundo… y por tanto, nuestras vidas.

©Eloy Cánovas