Y por esto, te admiro.
Sobre las primeras luces del día hay escritas librerías enteras, sobre tus planes, aún no he leído nada. Y por esto, te admiro tanto.
Sobre las ingentes cantidades de canciones que dicen hablar sobre ti, pero ninguna canta haberte conocido aquel solsticio de verano. Sobre que eres más de lo que no dices, que por decreto, callas. Ni todos los jueces del mundo llegarían al clavo entre tanto martillazo. Sobre las ilusiones que construyes sabiendo que un día verán la luz, mega construcciones de flores y barro, en cuyo buril moldeas preciosas arcillas que otros querrán comprar. Qué cosas.
Sobre las manías persecutorias que los demás niegan tener, y mírate tú, en paz con un mundo que sólo sostienes (tú) un mundo. A ti, que eres tu propia inspiración. ¿Recuerdas esa conexión con tu casa después de las vacaciones?, cuentan los parisinos que, las personas hogar, sobre el azahar, son cercanía, conducto y paz. Quizá tenga algo que ver.
No digas nada, está escrito en las arenas de todo costal. Y por esto, de nuevo, te admiro tanto.
©Eloy Cánovas