Qué sabrás tú.

Estoy cansado de gurúes y expertos del amor.
De quienes te dicen qué anida en tu estómago, si mariposas, espinas, libélulas o qué saben ellos. De quienes te cuestionan, que no es suficiente, que no sabes, que te faltó aquí, que no has querido bien, que no se lo merecía, que no la mereces. Que no, que no sabes ni conoces el amor.

Qué sabrás tú.

Si no te ha mirado el sur, hasta perder el norte.
Si no fuiste su prioridad, fuiste su única opción.
Si no te ha dicho ‘te estoy amando’ a los ojos.
Si no has besado una estrella que brilla al servicio de la humanidad.

Qué sabrás tú.

Si no te han amado tanto como para vivir en sus ojos.
Si no te han abierto el corazón para sentirte en casa.
Si no has querido vivir todas las vidas bajo el cabecero de una cama con vistas al firmamento.

Qué sabrás tú.

Acepto que me digas que no sé amar, pero no me digas que después de todo, no bebí un poco de eternidad. Que después de todo, no conocí el amor incondicional.

Otra cosa es que lo merezca. ∞

©Eloy Cánovas

Tu derecho a ser feliz

Sabes que ocurre, ocurre que te cansas.
Ocurre que cuando sientes que te cansas, la culpa viene después. Y no es justo, no mereces vivir esa lapidaria sensación.

Pero ahora no lo ves, tú no te has visto.
Así no, aún no.

Ahora solo ves que ya no sientes como antes, y sin embargo te sienten más que nunca. Ahora ven todo lo que eres, todo lo que fuiste, todo lo que hiciste con lo que fuiste. Y hoy te miran así, con temor a lo que serás, por tus decisiones, porque ya estás cansado. Ahora es cuando no te reconocen, ahora es cuando te quieren como a ti te gustaría, ahora es cuando te quieren por miedo a perderte.

Y piensas, ¿ahora?, ¿ahora qué?. Ahora nada, ya nada.
No te sientas culpable, no pasa nada.

Mira atrás, si sientes todo lo que diste, si sientes todos y cada uno de los pasos que no mediste, los que te llevaran a donde te llevaran, es justo donde querías estar. Entonces solo así, has vivido.  A veces duele, otras también. Una de las cosas que hacen bonita una historia, es posiblemente porque tiene un final. Es irte antes de que solo hagas acto de presencia porque ya no estás donde quieres estar.

Sé que la vida no suele ser justa, pero sigue siendo bella.
Sigue temblando la luna en el agua, sigues teniendo derecho a ser feliz. ⭐

©Eloy Cánovas

¿Recuerdas?

¿Recuerdas la sensación de ser lo que los demás no esperan de ti?. Yo podría tener un Máster sobre este arte, la decepción.

Llevo mal tanta doctrina desmesurada, supuestos obsoletos y tradiciones ancestrales. No ser yo para ser en otros, es realmente agotador. Como agotadoras las personas que intentan hacerte creer que solo hay una manera correcta de hacer, de vivir. Y justamente es la que ellos dicen que es. Un plan.

Intenta cuidarte de ser la versión que los demás quieren que seas, modelada al antojo de todos. No pasa nada si no llega lo que esperan de ti, de verdad, hay vida después de esto.

¿Cuántas veces crees que he cubierto las expectativas?. Es uno de los problemas de nuestro mundo, en muchas ocasiones no sabemos cuándo hacemos feliz a alguien, pero sí sabemos cuándo no. Es una realidad que asusta.

Y es por esto, porque nos quedamos con los finales.

Se nos olvida, ponemos el foco donde siempre, en el final de la historia. Pero no, no es el final, porque llegan los recuerdos, y los recuerdos no conocen los finales.

Vivir con coherencia puede llevarte por caminos de soledad, pero qué tranquilidad en el alma.

©Eloy Cánovas

Tu mejor confidente.

Soy de los que cree en lo que no decimos,
en las miradas sostenidas por la esperanza.

Creo en quien llora con el pestillo echado,
en las ruinas que quedan después del asalto,
en la valentía de aceptar haberlo perdido todo.

No te enfades con ese órgano vital 💖 capaz de sentir sin ser correspondido. A pesar de todo, sigue siendo tu mejor confidente, el único capaz de sacarte de donde estás.

Nacemos, lloramos y después abrimos los ojos. El mismo efecto se repite después con casi todo lo que te hace crecer en la vida.

Si te rompes, confía.
Yo creo en ti, lo he visto en tus ojos.

©Eloy Cánovas

Ser(te) feliz.

Cuídate de quien te exige estar siempre feliz y radiante.

Ser tú está bien. Que te digan cómo, cuándo y dónde estar para ser tú, no. No hay aforo que abarque la cantidad de expertos que te exigen ser feliz, y qué pocos encuentras en quien te invita a ser(te) primero para ser(lo) después.

Ser feliz no es una imposición, no se impone vivir en una sonrisa permanente. Se vive ser feliz, se siente ser feliz, y no, no siempre se consigue. No pasa nada.

Lo contrario a la felicidad no es la desdicha,
es que no hagas nada para ser, feliz.

Tener sentimientos agota, pero fingir tenerlos es mortal.
Cuídate de la necesidad de ser sin estar, cuida(te) corazón.

©Eloy Cánovas

Tu grandeza

Si te ves a través de otros ojos, quizá te sorprendas.
Ya sé que hay quien destroza con todo a su paso con tal de encontrar la belleza en el interior, créeme, te entiendo.

Pero solo te pido que creas, que creas en todo aquello que hay al otro lado del miedo. Un mundo, el tuyo.

Que encuentres lo mejor de ti en otra persona.
Allí, donde están las ganas de tenerte, si, en ella.

De entre todos tus sueños, deja hueco para quien quiera compartir el suyo contigo. Quizá se parezca al tuyo, y claro, acabe por mejorarlo.

Necesito que creas en un mundo en otros ojos. Es posible encontrarte en ellos, llegar a casa a través de ellos. Que te quieran así, si crees, como nunca antes.

Créeme si te digo que haces falta,
en otros ojos que reflejen tu grandeza.

©Eloy Cánovas

Hogar

A ti, que deseas todo el calor de los hogares.
Para todos, menos para ti.

A ti que deseas todo lo bonito de la vida. Pero para ti no, o como última opción, tú. Opción que ya te encargarías de posponer(te), como siempre haces.

Son malas fechas para quien solo quiere a los demás, para quien solo quiere a quien ya no, ya no está.

No puedes seguir así.

Ármate de valor para dejar de ser la parte oscura de la casa, dejar de decir que todo está bien para que empieces a estarlo. Empezar a tener pasión por la vida, para que dejen de tenerte compasión.

Dime, ¿qué piensas hacer con el plato de tristezas que te plantas delante cada día?. Esa tristeza cruda y al punto de sal que ni aderezas ni compartes.

Podrías empezar por ir al cajón de los cubiertos y coger un puñado de ellos. Suéltalos sobre la mesa donde todo está bien. Hoy bendices tú la mesa, hoy se come de tu plato hasta terminarlo.

Feliz Navidad. Feliz tú.

©Eloy Cánovas

Dar por sentado.

Sé que quizá no vayas a darme la razón, no te preocupes, no la necesito, no sé qué hacer con ella. Quédatela para ti.

Me basta con que lo leas, te leas si eso, nada más.

He visto a personas dar por hecho el amor que reciben, que es lo más parecido a darlo por sentado o por muerto, lo mismo es.

Y claro, luego vienen las sorpresas.

Hay quienes no son valorados por sus parejas por la misma razón, porque llevan mucho tiempo haciendo lo que supuestamente deben de hacer, querer. Hasta que un corazón se cansa de mendigar, de dar sin ser correspondido, es así, el momento llega.

Y cómo jode, cómo jode que no se acuerden de ellos. Que se cansaron de dar lo que no venía de vuelta, que dejaron de ser prioridad para ser la opción que siempre está, es decir, la última.

No me digas que amar es cuestión de prioridades, porque o eres apuesta, o eres descarte.

Avisado estás.

Si alguna vez das por sentado, si se te ocurre quitarle valor a quien está y estuvo pese a que tú no tanto, entonces puede que esperes tú.

Que esperes sentado,
con toda la razón,
para ser descarte.

©Eloy Cánovas

Lo que amas

Hay quien dice que cuando dejas ir lo que amas,
si no vuelve es porque lo estuviste haciendo solo.
 
Quienes lo dicen, no te conocen.
 
Cuando pensaba que te tenía, qué lejos te sentía.
Te creía mía, dándote por sentada. Y claro, qué error.
 
Ahora que ya no te tengo, vienes a cuidarme.
Ahora que vuelas, ya eres mía para siempre.
 
Porque ahora sí, ahora tú.
 
©Eloy Cánovas

 

El baúl de los recuerdos

Abro el baúl de los recuerdos.
Sí, eso que también soy yo.
Y se escucha…                                                       -Fue un error.
                        -No miraste por mi felicidad.
                                                        -Qué mal acabó todo.
                         -Te fuiste a ser feliz porque nunca me quisiste.
                                           -No te reconozco

Cierro el baúl. Ya es suficiente.

Uno recuerda cuando se fue justo un instante antes de pedir que le quieran. El vértigo de pedir algo así, acantilado abajo. ¿Cómo vas a pedir tal cosa?, claro, no lo hice.

 
Das media vuelta,
sin hacer ruido.
Te marchas.
 
No puedes ser un error y repetirte tantas veces. De todas las ganas de verte, todas fueron por el lado de contigo. Y eso no puede ser un error.
 
Perdóname si no insistí en saber lo que no querías contarme, solo respetaba lo que no querías hacer. No sé si era amor, quizá no. Solo sentía que te quería aunque no me hicieras formar parte.
 
Para ti no era amor, para mi, bueno, ya no importa.
 
Te pido disculpas si no quise quedarme con el final, es que no quiero. Me niego a borrar todo aquello que fuimos, lo que somos con lo que fuimos. ¿Qué me dices de cómo empezó todo?, ¿te acuerdas?. Si, yo si.
 
Y me fui a ser feliz, tienes razón.
Justo antes de mendigar amor, justo cuando las ganas me enseñaron todo aquello que queda por sentir. Me fui.
 
No voy a volver.
Y créeme si te digo que sí, sí importa.
 
©Eloy Cánovas
 
*Y este soy yo, el que a veces vuelve al baúl, a sentir.
A sentir que tan mal no lo hice, tanto no.*