Las miradas perdidas siempre parecen haber encontrado algo.
Una mirada perdida siempre sale a volar,
para acabar encontrando respuestas.
A los «perdóname» y los «te perdono»,
a los «deja de llorar» de después,
y a los abrazos que no llegaron, ni llegarán.
Para estrellarse en el anhelo,
de lo que fueron,
lo que pudo haber sido,
pero ya no.
*No subestimes a alguien con la mirada perdida,
está arreglando el mundo, su mundo, su vida.*
©Eloy Cánovas
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