La realidad de un juicio

¿A dónde van aquellas personas que cuando algo ocurre, piensan que todo va con ellos?. ¿Qué ocurre cuando el personaje se come a la persona y a la inversa?

Cuando descubres la realidad que tu juicio tapa, la misma con la que te das cuenta que en realidad no te perseguía nadie, con la que realmente no fuiste el tema de conversación de tantos encuentros. La misma historia que fotografías robadas montaron la escena del director, una película que sólo tú creaste.

A cuántas personas que nombramos en silencio, (porque nos da vergüenza) les creamos historias que ni ellos imaginarían nunca. Sin embargo, el orgullo te impide conocerlas de nuevo (o por primera vez). Rompemos contacto con las personas porque nos duelen (y está bien), sólo que luego esperamos que nos rescaten. Todo al revés.

Llenamos la carpeta de borradores sobre historias que queremos creer, sin contar con los antagonistas, especialmente si uno de ellos eres tú. ¿Sabes por qué?, porque tenemos el miedo de que nos digan «yo nunca estuve allí». Y que de esta manera, toda una producción con la que llevas tanto tiempo en la mesa, en realidad, es una utopía.

La prudencia tiene el juicio justo para respirar, es como el silencio, si se nombra, desaparece. Uno ocupa el lugar que le corresponde, cuando entiende todo esto.

©Eloy Cánovas

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