Yo también he sido pasado
Yo también he sido pasado, un pasado imperfecto, claro.
Puedo decirte que he llegado a morderme bien fuerte con un ‘te quiero’ que no sentía. Si, acabas escupiendo sangre, pero cuando eres joven no piensas que la razón es aquí, yo mismo.
He llegado a jurar amor eterno a quien lo merecía de otro, si, de cualquier otra persona, pero de mi no. No lo hacía por su bien, sino por el mío.
He olido a humo de otras brasas, porque pensaba que no era para tanto. Porque aunque me dieran todo lo que tenían, mis escasos valores no me permitían ver que el fondo está por encima de las apariencias.
He devuelto el corazón calcinado a quien me lo entregó sin condición, a manos llenas, en una sola jugada donde siempre acababa huyendo de cualquier responsabilidad. Demasiado grande para alguien tan efímero.
He roto sueños que no eran míos, porque era un soñador pequeño, incapaz de ver que mi problema podría ser el sueño de otra persona.
Y aunque en mi defensa puedo decir que siempre pedí perdón, tengo que decirte que no sirve de nada. Pedir perdón mientras se desangra no corta la hemorragia, no te borra de la escena del crimen.
Y en esto llegué a ser. Quiero que lo sepas, lo que hoy soy, lo soy porque fui herida y cicatriz de otros.
No soy quien finge arrepentirse de los errores, solo me arrepiento de haber sido un mero sentimiento placebo en lugar de ser apósito de felicidad. Qué menos.
En mi madurez, solo puedo decirte que no arreglas nada pidiendo perdón. No pidas nada, porque después de aquello no tienes derecho.
Pero sí puedes hacer algo, una mejor versión.
Demuestra que hoy eres quien eres, gracias a quienes apostaron por ti. Ellos te dieron un trozo de sus vidas para que entiendas, que los mejores consejos para triunfar en la vida, fueron antes errores sin madurar.
Devuélveles ese favor, es la única manera de que te perdonen, la única manera de pedir perdón.
©Eloy Cánovas