Y todo, todo, por amor.

Hay situaciones que no controlo.
No es porque no pueda, es porque no quiero.
No puedo evitarlo, no, no quiero.

No puedo evitar que un día dejen de mirarme, no lo haré.
Quizá porque ya no es, quedándome en que estuvo, que fue.
Qué menos que quedarte con un bonito recuerdo.

Si es mi culpa, será porque no lo cuidé, no lo merezco.
Si no es mi culpa, será porque tampoco lo merezco.

No puedo pedir amor, como tampoco puedo pedir confianza. Porque no quiero nada que no pueda cuidar, aunque sea a kilómetros. Porque distancia es cuando no amas.

Aunque sí puedo vivir, lo que tengo que vivir. Que quizá vivir sea eso, hacer lo que tienes que hacer, aunque te equivoques. Y aunque me equivoque, seguiré haciéndolo;

Quedarme en unos ojos que aguanten la mirada.
Y todo, todo, por amor.

Qué menos.

©Eloy Cánovas

Un bonito recuerdo

Ya está bien de morirse mientras parece que vives.
Deja de vivir con el corazón en un puño, no te olvidará tan fácilmente, de hecho, no podrá hacerlo nunca.

Ya quisiera olvidarte, ya.
Pero no ocurrirá, irás ocurriendo, porque eres imborrable.

Si supieras las veces que te piensa, pensarías que nunca acabó. Porque es así, nunca acaba, porque nunca se va.

Si te sigue queriendo, quizá no te lo diga, porque no necesitas que te lo digan. No vas a necesitar que alguien te diga que nos llevamos un pedazo de cielo que un día tocamos. Ya lo sabes, te lo llevas.

Pero dime una cosa, si vuelves al amor, prométeme que lo disfrutarás y dejarás que te disfrute. No sabrás hasta cuándo, no importa, de verdad.

Y si un día decides marcharte, no te vayas sin antes dejar un bonito recuerdo, un trozo de cielo donde quedarse a recordarte.

Quiere, quiere bien, quiere bonito.
Y te querrán cielo.

©Eloy Cánovas

Tiene algo.

Tiene algo.
No sé si es para mí, pero eso no la quita de en medio.
Qué va, la pone delante.
En el centro,
(a)dentro.

Ella es así, como cuando dejas de sufrir.
Como cuando ya no temes a lo que vendrá después de ser feliz.

Que cuando te invita a café, no llegas a terminarlo.
Como cuando la miras a los ojos, que ni la terminas, ni sales.

Os prometo que la he visto no necesitar a nadie.
Dice que prefiere elegir, a vivir sin ella por no escoger.

Y eso es lo que pasa,
que tiene algo.

Si no es para mi, seguiré preferiéndola.
Si un día me escoge, ya la llevaba dentro

©Eloy Cánovas

Lo que de verdad importa.

Ya no importa.
No es que no me importe, es que te estoy diciendo que no importa.

No importa si te hicieron daño.
Importa si te fuiste cuando ya no te querían, porque también es amor, marcharte cuando ya no. Importa si nunca has perdonado para empezar a hacerlo. Importa si hiciste feliz a alguien dejándolo ir aunque tú no lo fueras tanto.

No importa si te abandonan.
Importa si te abandonas rindiéndote a las circunstancias, importa si dejaste de ir con el corazón en un puño por miedo al olvido. Importa si empezaste a quererte como la mejor compañía posible.

No importa si dejaste de querer.
Importa si cuando dejas de hacerlo, eres lo suficientemente honesto como para quitártelo todo menos lo que eres. Dilo, no pasa nada, porque amor también es soltar cuando dejas de querer.

No importa cuánto te han querido.
Importa si has querido bien, si has querido tú. Importa si no has querido por miedo a que no lo hagan. Importa que si no te han querido bien, tú te hayas querido mejor.

Importas TÚ.
Porque te quiero, incluso cuando dices que has dejado de hacerlo.

©Eloy Cánovas

Que te quiero

Si tengo que elegir entre quererte o tenerte,
elijo quererte aunque no te tenga.

Porque pocas cosas quedan tan lejos,
poco es menos que pensar en tenerte.

Hay quien no sabe que ya te quería antes de pensarlo.
Por eso no me falta nada, porque tengo lo que necesito, quererte.

Por favor, nunca olvides que no eres de nadie que no te quiera. Porque tu hábitat es que te quieran, no que te tengan. Porque sabiendo que no eres mía, se puede llegar a quererte eterna.

Que te quiero así, no mía, pero siempre tuya.
Que te quiero así, tan tú que sin quererte también soy.
Pero no quiero.

[ Panerígico a los valientes;
para quienes quieren bien, muy pero que muy bien. ]

Elegancia eres tú

¿Qué es la elegancia si solo sabemos vestirnos con ella?.

Pero quizá no te has dado cuenta de lo elegante que estás cuando eres feliz y no al revés. Que muchas veces pienso que no tengo ni idea de lo que es la elegancia, hasta que claro, te veo feliz.

Porque elegancia podría ser tu calma en medio de un ataque de ira. Pero claro, quién iba a pensar que eso es elegancia.

Pues sí, si que lo es.

Como cuando veo que te quedas al margen porque sientes la necesidad, cuando gestionas tu ausencia ayudando a otros.

Es elegancia.

Cuando te quedas dentro de unos ojos cerrados, porque eres casa. Porque eres un lugar donde quedarse a vivir, un hogar donde siempre volver.

Es elegancia.

Cuando eres lo suficientemente honesta como para quitártelo todo menos lo que eres. Porque lo que eres es lo único que tienes, es todo lo que me gusta.

Es elegancia.

Cuando tienes esos abrazos y sonrisas a los que siempre volver, porque algo estás haciendo bien, muy pero que muy bien. Y qué suerte tienen.

Es elegancia.

Cuando decides cambiar las cosas que dicen que son, por cómo tú quieres que sean. Por cómo eres, así, tan tú.

Es elegancia y me encanta(s).

Elegancia es que te pongas de moda, porque dicen que no te pareces a nadie. Que no seas de nadie, como cuando dices sí a todo lo que se plantea tu sonrisa.

Ya sabes, sé tú y ponte elegante.
Ponte de moda

©Eloy Cánovas

Dure lo que dure

Tendríamos que dejarnos «estrellar» más por lo fugaz, de lo que todos dicen que es efímero porque no dura. Si, de eso.

Muchos de nuestros recuerdos son fugaces, pero si los valoras por todo menos por fugaz, claro, eso ya es otra historia.

Y eso es lo que nos pasa.

Preferimos el beso dulce de una promesa,
en lugar de un escalofrío que desincroniza los latidos.
No, no es el mismo beso.

Preferimos un viaje planeado para encantar,
a que nos encanten con una escapada a ningún sitio.
Pero oye, qué escapada.

Por eso no podemos hacer como si nada,
cuando tus recuerdos te dicen que fue todo.
Todo en tan poco.

Porque eres recuerdo antes de que te tengan,
porque importante es si una vez te tuvieron.
Durase lo que durase.

©Eloy Cánovas

Solo eso, solo sexo.

¿Sabes qué ocurre cuando solo tienes sexo?.
Si, cuando solo lo haces por deporte.

Cuando solo te dice que te quiere, así, por sistema.
Cuando solo arrugas las sábanas y no el corazón.
Cuando todo, todo, desaparece por el desagüe de la ducha.
Cuando todo termina, cuando acabas.
Cuando no te espera para desayunar juntos.
Cuando no echas de menos, porque no te sujetaste fuerte.
Cuando quieres más, pero te conformas con un trozo.
Cuando te da las gracias, si, las gracias.

Que todo parece lo de menos, porque no llegó a más.
Que no te invade, porque llega y se va.

Ocurre solo eso, solo sexo, solo soledad.
Nada más.

©Eloy Cánovas

[ Ilustración de ©TEBO ]

Brilla(s)

Quizá no lo recuerdes, pero te conozco desde que me hice pasar por uno más. Porque eso es lo que hago, ser uno más.

Te conozco desde que por primera vez te vi con ganas de verte. Contigo agudice la discreción, porque no quería que vieras en mi las ganas de ser las tuyas.

Nunca te lo he dicho, pero he llegado a verte al sur de la estrella polar, junto a Casiopea, justo cuando decías que no brillabas.

He notado tú respiración en mi clavícula, justo cuando decías que no te quedaba aliento para seguir adelante.

He visto en tus ojos los cimientos que erigen un monumento, justo cuando decías que eras insostenible.

He visto en tus manos unas uñas pintadas de un perfecto rojo, justo cuando te lamentabas por no ser las ganas de nadie. Si, nuestro rojo.

Te he visto valorar a personas que te quieren, con la certeza de que no son las mismas que tú quieres. Y eso te honra.

Por eso sigo aquí, porque podría pedirte muchas cosas, pero prefiero darte todo lo que tengo. Sé que nunca me pedirás aquello que pides a otros, pero puedo darte lo que necesitas para que dejes de pedir.

El amor propio de saber que puedes volver a brillar, porque vienes de donde vienes.

El amor propio de que siempre te tienes como primer y último aliento, porque vienes de donde vienes.

El amor propio de ser los cimientos de toda la gente que te quiere, tu gente, porque vienes de donde vienes.

Y a cambio,
me darás la certeza de saber que si levanto la vista, puedo presenciar el maravilloso espectáculo que eres capaz de hacer.

Sí, me lo debes.

©Eloy Cánovas

– Ilustración de Kerby Rosanes

Arritmia

Yo no soy de piedra.
A mí me ganas con casi nada,
y me pierdes por un montón de cosas.

Soy más bien de cartón, de un gramaje fino y endeble.
Que con la tempestad de una tormenta, me quedo en nada.
Pero con la brisa y un poco de calor, vuelvo.

Se me da mal aparentar lo que no soy,
pero se me da peor fingir que me arrepiento.

Desde que empecé a pedir ayuda en lugar de tanto perdón,
gané dos latidos por ‘sentimiento’ cuadrado;

Las ganas de volver a volar,
tus ganas de verme hacerlo.

Y así olvidé mi arritmia con la vida,
el miedo como excusa para no ser feliz.

Gracias por hacerme sentir,
que es posible conmoverse por estar vivo.

©Eloy Cánovas

[ Ilustración de Dan Cretu ]